Hoy he visto la felicidad reflejada en los ojos de una persona que quiero. Una mirada apagada últimamente que hoy se tornaba de todos los colores posibles.
No importa todo lo que haya detrás, él ha conseguido dejarlo todo a un lado y transmitir con claridad su felicidad y su gratitud.
En cierto modo envidio mucho a esa persona, porque es capaz de poner un muro entre su vida y sus problemas, y salir a la calle sin que apenas se le note todo lo que se le esta pasando por la cabeza.
No sé si será por la empatía que hemos podido llegar a tener, pero por unos instantes ha conseguido transmitirme todo lo que él sentía, y curiosamente ante la misma situación, yo no he conseguido llegar jamás a ese grado de satisfacción como hoy sintiendo su sueño. Paradójico, ¿verdad?.
El camino de regreso a casa me ha devuelto a mi realidad, una realidad un tanto translúcida ahora que he seguido tornando clara por unos instantes más para no perturbar su momento.
Y es que hay veces q es mejor una retirada a tiempo que una derrota, para no dañar a la gente que quieres, y sobre todo para no dañarte a ti mismo distanciando a esas personas de ti por tus reacciones.
Son cosas que vas aprendiendo: no dejar que la mayoría las personas vean tu verdadera cara, no mostrar tus sentimientos totalmente o recubrir tu corazón son gestos que hasta hace poco no era capaz de entender y que apena comenzar a entenderlos. Pero pienso que la gente no está preparada para un mundo sincero, y que muchos se aprovecharían de ello.
Estos momentos de inflexión van y vienen, nos hacen la vida un poco mas llevadera y nos dan oxigeno en los tramos que tenemos que caminar cuesta arriba, dejándote además un bonito recuerdo para contar cuando corran tiempos mejores.
Hoy brindo por esa persona, y por haberme regalado ese momento.
martes, 26 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario